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Episodio 7 – “Philadelphia” de Jonathan Demme con
La sentencia del Tribunal de Trento se refiere a una trabajadora que había decidido pasar sus vacaciones en Albania, consciente de que la elección de pasar sus vacaciones en el extranjero habría supuesto, a su regreso, el aislamiento fiduciario en su domicilio durante 14 días.
Ante la agria controversia de una limitación indebida del derecho a las vacaciones, las motivaciones del Tribunal de Trento explican cómo el trabajador debería haber evitado encontrarse en la condición de no poder reanudar el trabajo en la fecha prevista.
Como cualquier otro ciudadano italiano obligado a cumplir desde el inicio de la pandemia con las numerosas y rígidas limitaciones impuestas por las medidas anticontrabando, en opinión del Tribunal, la protagonista del caso debería haber elegido el destino de sus vacaciones de forma más crítica, incluso haciendo un sacrificio en su decisión, a la luz de las consecuencias que tendría para su empleo.
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Concretamente, en este caso, el empresario había denunciado a la empleada que su conducta general había provocado importantes problemas de organización a la empresa, causándole un grave perjuicio.
La trabajadora impugnó el despido, en primer lugar, alegando que la medida tenía carácter de represalia (en su opinión, determinada por el resentimiento del empresario contra ella por el hecho de que, a pesar de estar ejerciendo su derecho, se había ausentado del trabajo durante un largo período) y, en segundo lugar, que no existía una causa justa, por lo que reclamó el derecho a la readmisión.
El juez que conoció el caso, examinando en primer lugar la existencia de una justa causa (cuya posible concurrencia hace que el motivo de represalia no sea excluyente y, por tanto, no determinante), sostuvo que la empleada, en el momento en que decidió ir a Albania a pasar sus vacaciones, a pesar de las conocidas restricciones y de las igualmente conocidas obligaciones de cuarentena/aislamiento confidencial, era (o en todo caso debería haber sido) plenamente consciente de que a su regreso a Italia no podría volver a trabajar inmediatamente.
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El “período de tiempo limitado” se determina en función del número de años de empleo, teniendo en cuenta también en el cálculo el período de prueba y la formación en la empresa. Durante el primer año de trabajo, la obligación de seguir pagando los salarios dura tres semanas. Para los años posteriores de empleo, se aplican los baremos elaborados por la doctrina y la jurisprudencia, que varían de una región a otra (baremos de Berna, Zúrich y Basilea).
Nota: La obligación de continuar con los pagos de salarios se aplica por año de empleo. Con cada año de trabajo se acumula un nuevo derecho al pago continuado del salario, incluso en caso de enfermedad, mientras se mantenga la relación laboral.
Además, la ley también enumera las siguientes lesiones corporales, que por tanto se equiparan a los accidentes: fracturas, dislocaciones articulares, desgarros de menisco, desgarros musculares, distensiones musculares, desgarros de tendones, lesiones de ligamentos y lesiones de tímpano.
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La trabajadora impugna el despido alegando su carácter represivo y discriminatorio, señala que las fotos publicadas se referían a un periodo distinto al de su enfermedad y denuncia una violación de la intimidad.
En primer lugar, considera indiscutible que la empleada se había ido de vacaciones al extranjero durante el período de enfermedad, dado el incumplimiento de la orden de presentar los billetes de avión con arreglo al artículo 210 del Código de Procedimiento Civil, solicitada por la demandada.
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